Venid e pisad, oh viajeros,
la nave rebelde
que no iza bandera en sus mástiles,
que flota sin ley e sin Dios.
Las velas tendidas al viento,
recoge sus anclas;
no tiene piloto ni brújula
no lleva ni quiere timón.
Navega feliz o perezca,
se arroja por sirtes y vórtices,
sin luna, lucero ni Sol.
Con pecho gozoso y altivo,
yo escalo la nave...
¡Oh mar de los libres! ¡Acógeme!
¡Oh tierra de esclavos! ¡Adiós!
Manuel Gonzáles Prada
Lima, 1908
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